¿Cuántas veces hemos escuchado eso de “el desayuno es la comida más importante del día”?

Muchas (y las que nos quedan) pero no deja de ser un mito más que añadir a la lista de mitos recurrentes de la nutrición.

El desayuno es una comida más, ni más ni menos importante que cualquier otra, es una ingesta que ayuda o repercute negativamente en nuestra salud. De hecho, según los hábitos que tenemos de desayuno, donde se incluyen zumos industriales, bollería, carnes procesadas, grasas saturadas, toneladas de azúcar y harinas refinadas, resta más que suma. Además, cada persona actúa de una forma distinta, las hay que no pueden comer nada hasta que pase 4 horas desde que se levantan y están las que antes de que suene el despertador ya tienen la tostada en la boca.

Todo ello sin contar con el ritmo de vida de cada uno, por que, si para una persona el desayuno es la comida más importante del día por ser la primera comida y sirve para “afrontar” el día, ¿cuál sería la comida más importante de un vigilante nocturno? ¿y de una persona que trabaje a turnos?

En consulta siempre recomendamos que si quieres desayunar, desayunes, y si no, no desayunes. Lo que sí es muy importante, como en todas las comidas, es que si decides desayunar, la mayoría de las veces intentes que sean productos de buena calidad nutricional.